El secreto del conocido barnizado tipo piano está, entre otras cosas, en el número de sus capas. Para el acabado de la superficie de un piano, la madera recibe desde cinco a nueve capas de pintura hasta que el lacado tiene un grosor de cerca de un milímetro. Después, la pintura debe secarse por completo.
Una vez seca, se trata de lijar y lijar, una y otra vez, con un papel de lija cada vez más fino. Solo así se obtiene el negro profundo y brillante, característico del barnizado tipo piano. Por ejemplo, para finalizar la tapa de un piano de cola nuestros compañeros trabajan hasta dos días (en función de su tamaño) hasta alcanzar el brillo deseado.
El negro sigue siendo el color más solicitado tanto en los pianos verticales como en los de cola. No obstante, si el cliente lo desea, AUGUST FÖRSTER también fabrica instrumentos de color rojo rubí, azul acero o violeta burdeos, a menudo en blanco y, por supuesto, con diversos tipos de chapado: cerezo, nogal, haya, roble, caoba... Si el cliente nos comunica cómo sería su instrumento de ensueño, nosotros lo hacemos realidad.