A pesar de que varios modelos de sus pianos de cola habían recibido numerosas distinciones y medallas en las ferias internacionales más importantes de aquel momento, FÖRSTER —al igual que el resto de empresas en la economía de la República Democrática Alemana (RDA)—, tuvo problemas para adquirir piezas suministradas por otras empresas. No obstante, su importante papel como recaudador de divisas le permitió recurrir en parte a proveedores de Alemania occidental. Como consecuencia, a partir de 1987 ya se incorporaron mecánicas de la empresa Renner en los pianos.
En 1991, Wolfgang Förster consiguió reprivatizar la empresa familiar.
La recesión económica generalizada de principios de 1990 conllevó la reestructuración tanto de la producción como del personal. En los años posteriores, se efectuaron numerosas inversiones para mantener y ampliar la planta de producción de gran tradición.
Wolfgang Förster siguió a la cabeza de la empresa hasta 2008, año en que cedió el legado a su hija Annekatrin Förster.
Hasta la fecha, la empresa familiar sigue produciendo pianos verticales y de cola según la tradición artesanal ya consolidada.